Hoy, al no haber tanta ventisca, he decidido comprobar personalmente la temperatura del agua.
¡ERROR! Mi mano ha sufrido una congelación momentánea.
¿Recordáis al hombre que llevaba la zodiac ayer? Hoy le
hemos hecho una entrevista. Él es Alejo Contreras Staeding, explorador polar.
Fue el primer chileno y primer sudamericano en llegar al
Polo Sur esquiando, y en total ha alcanzado el extremo sur del mundo unas 14
veces. Es montañista y entre sus numerosos logros se encuentra haber sido también,
el primer sudamericano en conquistar la cima del monte Vinson (el más alto de
la Antártica).
A lo largo de su vida, repetiría esta hazaña un total de 16
veces. Ha visitado todas y cada una de las bases en el continente blanco y es
en definitiva un experto en la Antártida. Desde el año 2004 trabaja para la
empresa DAP ocupándose de las operaciones logísticas de la empresa y como
asesor en temas de seguridad.
Nos cuenta alguna de sus anécdotas de montañista. Lo que más
me llamó la atención fue su manera de describir la mezcla del aire, viento,
nieve y frío. Lo llamó “viento blanco”. Un viento que impide que incluso puedas
ver tus propias manos. Un viento que podría provocar que murieses de
congelación incluso más rápido que dentro del agua.
Alejo nos habla de la historia oficial británica, que cuenta
como el navegante William Smith perdió el rumbo en su viaje desde Buenos Aires hacia
Valparaíso y al ser arrastrada su embarcación en su ruta hacia el sur del Cabo
de Hornos, alcanzaría a ver una serie de islas desconocidas.
Cook finalmente
encontraría de nuevo su camino hacia Chile donde contaría su historia y debería
enfrentarse con la incredulidad de la población, que no podía concebir la existencia
de ninguna tierra al sur del Cabo de Hornos. Para probar que estaba en lo cierto, tomaría 16 hombres
consigo, volvería a las islas, y se convertiría en ser el primer hombre en
poner un pie en la Isla Rey Jorge (al menos oficialmente) , a final del mes de
octubre del año 1819.
Alejo desconocía la Historia del San Telmo, y se sorprende
cuando le comentamos la posibilidad de que los náufragos del San Telmo hayan
pisado las Shetlands del Sur, algunos meses antes que Smith.
En cuanto le preguntamos si existe la posibilidad de que algunos sobrevivientes del naufragio pudiesen desplazarse en un bote a remo, desde punta Sherriff en la isla Livingstone hasta la isla Rey Jorge, nos comenta que su única posibilidad de sobrevivir seria si hubiesen elegido el lado Este del archipiélago para trasladarse en aguas tranquilas. Aquí, las numerosas islas e islotes ofrecen protección en contra de los fuertes vientos del Mar de Drake.
En cuanto le preguntamos si existe la posibilidad de que algunos sobrevivientes del naufragio pudiesen desplazarse en un bote a remo, desde punta Sherriff en la isla Livingstone hasta la isla Rey Jorge, nos comenta que su única posibilidad de sobrevivir seria si hubiesen elegido el lado Este del archipiélago para trasladarse en aguas tranquilas. Aquí, las numerosas islas e islotes ofrecen protección en contra de los fuertes vientos del Mar de Drake.
Los numerosos fondos
bajos del lado Noroeste del conjunto de islas Shetlands del Sur, junto al
fuerte oleaje existente, hacen imposible que cualquier hombre pudiese cruzar mediante un bote a remo y
vivir para contarlo.
Varias veces hace referencia Alejo a “un mapa” sobre la isla
Livingstone. Hasta que le preguntamos, ¿dónde se haya este mapa? A lo que nos
contesta, “en la Base rusa”.
Qué casualidad… la misma Base que no conocía absolutamente
nada del San Telmo, la misma Base cuya nacionalidad fueron unos de los primeros
en explorar la isla Livingstone, y la misma Base que nos dijo que no tenía
absolutamente nada de esa isla. Parece ser que tenemos al enemigo en la isla.
Esto solo es una simple evidencia, pero me dice una cosa,
que en el archivo de Moscú puede que haya alguna prueba refutable.
Alejo se ha ganado mi confianza y admiración, es todo un ejemplo a seguir.
Alejo se ha ganado mi confianza y admiración, es todo un ejemplo a seguir.
Acabamos la entrevista y no debemos detenernos, estamos en
cuenta atrás.
Nos dirigimos a Base Artigas. Sí, habéis leído bien.
En el camino de nieve y piedras, vemos trozos de tierra sin nieve con una
especie de “musgo”. Bruno me dice que está prohibido pisarlo, pues dicen los
expertos que una sola pisada en este pasto antártico, tarda más de 10 años en
recuperarse.
Esta vez no voy a detallaros nada del camino ni del
clima, pues cómo os he dicho no
hay tiempo que perder. Así que, señoras y señores, ahí está. Llegamos a la Playa
de la Base Artigas y allí están, en su orilla los restos de una embarcación.
¡Por fin!
Los restos se encuentran a tan solo unos metros de la Base
Artigas, junto a la Punta Shiffeld, y pasan totalmente desapercibidos confundidos
con en color de las piedras.
Si miramos el cartel tumbado con los trozos de madera, no
identifica realmente a quién pertenece esos restos de madera, y solo indica "Restos del naufragio de un barco del S. XIX".
Sí, piel de gallina y ojos abiertos como platos, sin
parpadear.
Fanny viene con nosotros y me aconseja que no pisemos los
restos, que hay que tratarlos con mucho cuidado.
Pues todas y cada una de las maderas y chapas de cobre pueden ser una prueba.
La nieve que había jugo en nuestra contra, y hacia muy
difícil el reconocimiento en detalle de los restos del barco. Lo que si pudimos
comprobar, es que el viento, el mar y el tiempo, están haciendo desaparecer
poco a poco los últimos restos de este naufragio.
Pasamos el detector de metales… nada.
Volvemos a pasarlo… y nada.
La verdad es que es difícil con tanta nieve porque la señal tan
solo es fiable a 10cm de profundidad, y si hay nieve no podrá detectar si hay
metales a ras del suelo, bajo toda esa nieve congelada.
Aún así no desistimos. Seguimos mirando con sumo cuidado,
sin pisar nada, intentando encontrar algo metálico. Algún botón, algún indicio
de que identifique que son restos de un bote español.
De golpe, el detector pita (cómo veis en la foto, cuando
está verde no detecta nada, cuando está en rojo sí).
¿Qué se supone qué pita? Intentamos escarbar bajo la nieve,
pero no vemos nada. Pensamos que los clavos existentes en algunas maderas,
pueden alterar algo el detector, pero no pudimos concretar mucho más.
Al igual que en Punta Sheriff, allí solo encontramos restos de madera y clavos
básicamente.
Seguimos avanzando por la costa hacia Punta Shiffeld y
llegamos hasta unas cavidades rocosas que estaban en la base del acantilado.
Son una buenas cavidades a cubierto del aire, que podrían perfectamente haber
dado protección a aquellos hombres, y donde algunos cuadernos de la época y
otro posterior uruguayo, detectan restos de hogueras y vestuario. Pero eso está lleno de nieve.
Fanny nos dice que estas “cuevas”, unos meses atrás están
sin nieve, y se ve la roca.
E aquí la respuesta. Nosotros estamos buscando una aguja en
un pajar y encima con nieve por encima.
Cada paso que damos podemos estar dejando una prueba a unos
milímetros de donde alcanza nuestra vista.
Volvemos a pasar el detector de metales, y vuelve a pitar
bajo otra gruta.
Una cosa es que cerca del bote suene el detector, pues por
restos de metales del propio bote.
Pero, ¿en las cuevas?
Estas señales que estamos detectando no tienen vida propia y
han ido a refugiarse allí. Esos supuestos trozos de metales son evidentes
pruebas de que allí hubo algo o alguien hace muchos años, con vida, que se
refugió en esas cuevas.
Solo puedo pensar en lo duro que fue pasar ese septiembre en
esas condiciones tan pésimas, con tanto frío y tanta nieve.
Esto es una llamada a gritos a historiadores, científicos y
exploradores.
Aquí hay algo que la nieve no nos deja ver ni detectar. No
disponemos de los mecanismos suficientes para saber qué hay aquí debajo. Pero
no podemos permitir que queden enterrados de por vida bajo esta nieve o arrastrado
por la marea de agua gélida. Y que se quede sumergido en un oscuro olvido,
tanto las pruebas, como las 644 vidas, como la historia del San Telmo.
Tenía razón nuestra doctora Fanny. “Es una tierra
caprichosa, pero la recompensa es enorme”.
Me voy de aquí feliz, contenta y orgullosa. Pues me voy con
las manos mucho más llenas de lo que jamás me habría podido imaginar.
PD: Mirentxu, te he hecho casi y hoy sí me he hecho una copa
con un trozo de un gruñón (hielo milenario) ¡NO HAY COLOR!
Hola Adriana, he estado leyendo tu blog día con día, me ilusiona leerte pues hace un año yo anduve por esas inhóspitas pero hermosas tierras…. Me llamó la atención la fotografía del musgo, pues hace un año (en la edición pasada) yo fui uno de los premiados, el guatemalteco, mi objetivo era estudiar el crecimiento y expansión de la vegetación vascular antártica (Deschampsia antarctica - pasto antártico y Colobanthus quitensis - clavelito antártico) y sus posibles relaciones con el Cambio Climático... Sabes que de toda la Antártida, las Islas Shetland del Sur y la Península Antártica son las regiones más afectadas por el Cambio Climático? Estas dos especies son las únicas que soportan esos climas extremos y actúan como bio-indicadores de cualquier fluctuación ambiental… Algunas veces se torna un poco difícil la búsqueda de estas plantas, pues están ocultas en lugares rocosos donde el aire nos les pega directamente o donde ahí pingüineras… ahora, analizo mis resultados, y todo apunta a que cada vez mas estas dos plantas se distribuyan a lo largo y a lo ancho de toda la isla, pues como te había comentado su crecimiento y expansión están íntimamente relacionados con el aumento de la temperatura… es una lástima no crees? pues la Antártida cada vez más se calienta y esto genera que todo sus ecosistemas se alteren… Excelente blog, te seguiré leyendo y espero sigas disfrutando de tu estancia en el fin del mundo: D
ResponderEliminarEl Tratado Antártico fué redactado en 1959 y entró en vigor en 1961. España no es Miembro Fundacional y entro como Miembro Consultivo en 1982. Está obligada a mantener Bases operativas si desea mantener su estatus.
ResponderEliminarEl Tratado no anula las reclamaciones territoriales de los distintos paises que las esgrmían, pero las congela durante su vigencia. Su duración es indeterminada y requiere el consenso de los socios para que se produzca.
Tambien determina el tratado que durante su vigencia no pueden aportarse ni buscar razones nuevas para futuras reclamaciones.
Pues to que España se reservó el derecho a reclamar, llegado el caso, quizas es mejor no encontrar nada por ahora.
De todos modos las pruebas que pudiera esgrimir España son débiles puesto que la llegada accidental de unos naufragos de un buque que se dirigía a otro sitio, no es muy consistente.
Espero que el Tratado dure aún muchos años en beneficio de toda la Humanidad.
Los restos pueden ser los restos de un bote ballenero del XIX como los que pueden verse aún en Decepción.
Desde el punto de vista científico y periodistico podrías encargar a Fanny que averiguara que hay en la cueva do de hallaste un eco metálico, cuando base el nivel de nieve, al principio del próximo verano antártico
Fede, por lo que sé, España no pretende esgrimir pruebas declamatorias, sino históricas que concreten los indicios de que fuimos los descubridores de la antartida.
ResponderEliminarNuestro trabajo es basicamente historico, y pretende relacionar los restos de Artigas con el lugar donde naufrago el San Telmo, en Punta Shirref.
En proximidades de los restos del buque naufragado en Artigas, sobre la ladera de la cara oriental de la punta Suffield, hay una oquedad donde se encontró un zapato antiguo del tipo que era de uso corriente entre las tripulaciones españolas, junto a valvas de moluscos abiertas y acumuladas como por obra de quien marisca en la costa y se refugia en la pequeña cueva para alimentarse.
La no aparición de restos humanos, por lo menos a la observación superficial, quizás pudiese indicar que los náufragos de ese buque, tal vez el San Telmo, pretendieron escapar de la región polar con alguna de las embarcaciones menores de la nave siniestrada. Recordemos que para los marinos de la época velera eran corrientes las navegaciones en aguas peligrosas y de largas distancias, en naves pequeñas; basta pensar en el casi ridículo porte de las embarcaciones de los loberos que actuaron en las Shetland del Sur en los años inmediatamente posteriores a la pérdida del San Telmo, o en el viaje de Shackleton y algunos de los suyos, desde la isla Elefante a las Georgia, en uno de los botes del Endurance, naufragado entre los hielos del Weddell.
Ricardo muchas gracias. si ya me han hablado de ti y he visto fotos tuyas! bañándote y todo en el agua qué loco!! Me alegro que me sigas. Un saludo
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