viernes, 21 de marzo de 2014

Viernes 21 de marzo: El viento blanco




 La entrada de hoy es como uno de los últimos capítulos de una serie de acción, es un día de emociones, respuestas y sorpresas.



Hoy, al no haber tanta ventisca, he decidido comprobar personalmente la temperatura del agua.



¡ERROR! Mi mano ha sufrido una congelación momentánea.





¿Recordáis al hombre que llevaba la zodiac ayer? Hoy le hemos hecho una entrevista. Él es Alejo Contreras Staeding, explorador polar.


Fue el primer chileno y primer sudamericano en llegar al Polo Sur esquiando, y en total ha alcanzado el extremo sur del mundo unas 14 veces. Es montañista y entre sus numerosos logros se encuentra haber sido también, el primer sudamericano en conquistar la cima del monte Vinson (el más alto de la Antártica).




A lo largo de su vida, repetiría esta hazaña un total de 16 veces. Ha visitado todas y cada una de las bases en el continente blanco y es en definitiva un experto en la Antártida. Desde el año 2004 trabaja para la empresa DAP ocupándose de las operaciones logísticas de la empresa y como asesor en temas de seguridad.



Nos cuenta alguna de sus anécdotas de montañista. Lo que más me llamó la atención fue su manera de describir la mezcla del aire, viento, nieve y frío. Lo llamó “viento blanco”. Un viento que impide que incluso puedas ver tus propias manos. Un viento que podría provocar que murieses de congelación incluso más rápido que dentro del agua.





Alejo nos habla de la historia oficial británica, que cuenta como el navegante William Smith perdió el rumbo en su viaje desde Buenos Aires hacia Valparaíso y al ser arrastrada su embarcación en su ruta hacia el sur del Cabo de Hornos, alcanzaría a ver una serie de islas desconocidas.


Cook finalmente encontraría de nuevo su camino hacia Chile donde contaría su historia y debería enfrentarse con la incredulidad de la población, que no podía concebir la existencia de ninguna tierra al sur del Cabo de Hornos. Para probar que estaba en lo cierto, tomaría 16 hombres consigo, volvería a las islas, y se convertiría en ser el primer hombre en poner un pie en la Isla Rey Jorge (al menos oficialmente) , a final del mes de octubre del año 1819.


 


Alejo desconocía la Historia del San Telmo, y se sorprende cuando le comentamos la posibilidad de que los náufragos del San Telmo hayan pisado las Shetlands del Sur, algunos meses antes que Smith.



En cuanto le preguntamos si existe la posibilidad de que algunos sobrevivientes del naufragio pudiesen desplazarse en un bote a remo, desde punta Sherriff en la isla Livingstone hasta la isla Rey Jorge, nos comenta que su única posibilidad de sobrevivir seria si hubiesen elegido el lado Este del archipiélago para trasladarse en aguas tranquilas. Aquí, las numerosas islas e islotes ofrecen protección en contra de los fuertes vientos del Mar de Drake.


 Los numerosos fondos bajos del lado Noroeste del conjunto de islas Shetlands del Sur, junto al fuerte oleaje existente, hacen imposible que  cualquier hombre pudiese cruzar mediante un bote a remo y vivir para contarlo.


Varias veces hace referencia Alejo a “un mapa” sobre la isla Livingstone. Hasta que le preguntamos, ¿dónde se haya este mapa? A lo que nos contesta, “en la Base rusa”.



Qué casualidad… la misma Base que no conocía absolutamente nada del San Telmo, la misma Base cuya nacionalidad fueron unos de los primeros en explorar la isla Livingstone, y la misma Base que nos dijo que no tenía absolutamente nada de esa isla. Parece ser que tenemos al enemigo en la isla.


Esto solo es una simple evidencia, pero me dice una cosa, que en el archivo de Moscú puede que haya alguna prueba refutable.



Alejo se ha ganado mi confianza y admiración, es todo un ejemplo a seguir.






Acabamos la entrevista y no debemos detenernos, estamos en cuenta atrás.


Nos dirigimos a Base Artigas. Sí, habéis leído bien.



En el camino de nieve y piedras, vemos trozos de tierra sin nieve con una especie de “musgo”. Bruno me dice que está prohibido pisarlo, pues dicen los expertos que una sola pisada en este pasto antártico, tarda más de 10 años en recuperarse.




Esta vez no voy a detallaros nada del camino ni del clima,  pues cómo os he dicho no hay tiempo que perder. Así que, señoras y señores, ahí está. Llegamos a la Playa de la Base Artigas y allí están, en su orilla los restos de una embarcación. ¡Por fin!






Los restos se encuentran a tan solo unos metros de la Base Artigas, junto a la Punta Shiffeld, y pasan totalmente desapercibidos confundidos con en color de las piedras.


Si miramos el cartel tumbado con los trozos de madera, no identifica realmente a quién pertenece esos restos de madera, y solo indica "Restos del naufragio de un barco del S. XIX".


Sí, piel de gallina y ojos abiertos como platos, sin parpadear.


Fanny viene con nosotros y me aconseja que no pisemos los restos, que hay que tratarlos con mucho cuidado.

Pues todas y cada una de las maderas y chapas de cobre pueden ser una prueba.


La nieve que había jugo en nuestra contra, y hacia muy difícil el reconocimiento en detalle de los restos del barco. Lo que si pudimos comprobar, es que el viento, el mar y el tiempo, están haciendo desaparecer poco a poco los últimos restos de este naufragio.

Pasamos el detector de metales… nada.


Volvemos a pasarlo… y nada.


La verdad es que es difícil con tanta nieve porque la señal tan solo es fiable a 10cm de profundidad, y si hay nieve no podrá detectar si hay metales a ras del suelo, bajo toda esa nieve congelada.



Aún así no desistimos. Seguimos mirando con sumo cuidado, sin pisar nada, intentando encontrar algo metálico. Algún botón, algún indicio de que identifique que son restos de un bote español.
De golpe, el detector pita (cómo veis en la foto, cuando está verde no detecta nada, cuando está en rojo sí).


¿Qué se supone qué pita? Intentamos escarbar bajo la nieve, pero no vemos nada. Pensamos que los clavos existentes en algunas maderas, pueden alterar algo el detector, pero no pudimos concretar mucho más.


Al igual que en Punta Sheriff, allí  solo encontramos restos de madera y clavos básicamente.


Seguimos avanzando por la costa hacia Punta Shiffeld y llegamos hasta unas cavidades rocosas que estaban en la base del acantilado. Son una buenas cavidades a cubierto del aire, que podrían perfectamente haber dado protección a aquellos hombres, y donde algunos cuadernos de la época y otro posterior uruguayo, detectan restos de hogueras y vestuario. Pero eso está lleno de nieve.


Fanny nos dice que estas “cuevas”, unos meses atrás están sin nieve, y se ve la roca.


E aquí la respuesta. Nosotros estamos buscando una aguja en un pajar y encima con nieve por encima.
Cada paso que damos podemos estar dejando una prueba a unos milímetros de donde alcanza nuestra vista.


Volvemos a pasar el detector de metales, y vuelve a pitar bajo otra gruta.

Una cosa es que cerca del bote suene el detector, pues por restos de metales del propio bote.
Pero, ¿en las cuevas?


Estas señales que estamos detectando no tienen vida propia y han ido a refugiarse allí. Esos supuestos trozos de metales son evidentes pruebas de que allí hubo algo o alguien hace muchos años, con vida, que se refugió en esas cuevas.

 

Solo puedo pensar en lo duro que fue pasar ese septiembre en esas condiciones tan pésimas, con tanto frío y tanta nieve.


Esto es una llamada a gritos a historiadores, científicos y exploradores.
Aquí hay algo que la nieve no nos deja ver ni detectar. No disponemos de los mecanismos suficientes para saber qué hay aquí debajo. Pero no podemos permitir que queden enterrados de por vida bajo esta nieve o arrastrado por la marea de agua gélida. Y que se quede sumergido en un oscuro olvido, tanto las pruebas, como las 644 vidas, como la historia del San Telmo.


Tenía razón nuestra doctora Fanny. “Es una tierra caprichosa, pero la recompensa es enorme”.




Me voy de aquí feliz, contenta y orgullosa. Pues me voy con las manos mucho más llenas de lo que jamás me habría podido imaginar.



PD: Mirentxu, te he hecho casi y hoy sí me he hecho una copa con un trozo de un gruñón (hielo milenario) ¡NO HAY COLOR!






4 comentarios:

  1. Hola Adriana, he estado leyendo tu blog día con día, me ilusiona leerte pues hace un año yo anduve por esas inhóspitas pero hermosas tierras…. Me llamó la atención la fotografía del musgo, pues hace un año (en la edición pasada) yo fui uno de los premiados, el guatemalteco, mi objetivo era estudiar el crecimiento y expansión de la vegetación vascular antártica (Deschampsia antarctica - pasto antártico y Colobanthus quitensis - clavelito antártico) y sus posibles relaciones con el Cambio Climático... Sabes que de toda la Antártida, las Islas Shetland del Sur y la Península Antártica son las regiones más afectadas por el Cambio Climático? Estas dos especies son las únicas que soportan esos climas extremos y actúan como bio-indicadores de cualquier fluctuación ambiental… Algunas veces se torna un poco difícil la búsqueda de estas plantas, pues están ocultas en lugares rocosos donde el aire nos les pega directamente o donde ahí pingüineras… ahora, analizo mis resultados, y todo apunta a que cada vez mas estas dos plantas se distribuyan a lo largo y a lo ancho de toda la isla, pues como te había comentado su crecimiento y expansión están íntimamente relacionados con el aumento de la temperatura… es una lástima no crees? pues la Antártida cada vez más se calienta y esto genera que todo sus ecosistemas se alteren… Excelente blog, te seguiré leyendo y espero sigas disfrutando de tu estancia en el fin del mundo: D

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  2. El Tratado Antártico fué redactado en 1959 y entró en vigor en 1961. España no es Miembro Fundacional y entro como Miembro Consultivo en 1982. Está obligada a mantener Bases operativas si desea mantener su estatus.
    El Tratado no anula las reclamaciones territoriales de los distintos paises que las esgrmían, pero las congela durante su vigencia. Su duración es indeterminada y requiere el consenso de los socios para que se produzca.
    Tambien determina el tratado que durante su vigencia no pueden aportarse ni buscar razones nuevas para futuras reclamaciones.
    Pues to que España se reservó el derecho a reclamar, llegado el caso, quizas es mejor no encontrar nada por ahora.
    De todos modos las pruebas que pudiera esgrimir España son débiles puesto que la llegada accidental de unos naufragos de un buque que se dirigía a otro sitio, no es muy consistente.
    Espero que el Tratado dure aún muchos años en beneficio de toda la Humanidad.
    Los restos pueden ser los restos de un bote ballenero del XIX como los que pueden verse aún en Decepción.
    Desde el punto de vista científico y periodistico podrías encargar a Fanny que averiguara que hay en la cueva do de hallaste un eco metálico, cuando base el nivel de nieve, al principio del próximo verano antártico

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  3. Fede, por lo que sé, España no pretende esgrimir pruebas declamatorias, sino históricas que concreten los indicios de que fuimos los descubridores de la antartida.
    Nuestro trabajo es basicamente historico, y pretende relacionar los restos de Artigas con el lugar donde naufrago el San Telmo, en Punta Shirref.
    En proximidades de los restos del buque naufragado en Artigas, sobre la ladera de la cara oriental de la punta Suffield, hay una oquedad donde se encontró un zapato antiguo del tipo que era de uso corriente entre las tripulaciones españolas, junto a valvas de moluscos abiertas y acumuladas como por obra de quien marisca en la costa y se refugia en la pequeña cueva para alimentarse.
    La no aparición de restos humanos, por lo menos a la observación superficial, quizás pudiese indicar que los náufragos de ese buque, tal vez el San Telmo, pretendieron escapar de la región polar con alguna de las embarcaciones menores de la nave siniestrada. Recordemos que para los marinos de la época velera eran corrientes las navegaciones en aguas peligrosas y de largas distancias, en naves pequeñas; basta pensar en el casi ridículo porte de las embarcaciones de los loberos que actuaron en las Shetland del Sur en los años inmediatamente posteriores a la pérdida del San Telmo, o en el viaje de Shackleton y algunos de los suyos, desde la isla Elefante a las Georgia, en uno de los botes del Endurance, naufragado entre los hielos del Weddell.

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  4. Ricardo muchas gracias. si ya me han hablado de ti y he visto fotos tuyas! bañándote y todo en el agua qué loco!! Me alegro que me sigas. Un saludo

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