sábado, 8 de marzo de 2014

Sábado 8 de marzo: Inicio a la aventura


Inauguramos blog , y lo digo en plural, pues este espacio va a ser un viaje que vamos a hacer todos y cada uno de los que se suban al viaje de este blog. ¿Qué tipo de viaje? Una viaje en la historia, a lo desconocido, a la aventura, de emoción y probablemente con riesgo. Como propiamente se llama el blog: un viaje a la Antártida. Es de esos tipos de viaje al interior que pocas veces uno hace en la vida, y como tal, voy a intentar reflejar lo que vea, sienta, diga y haga. Soy consciente de que vamos a penetrar en el continente más inhóspito, salvaje y desértico del mundo, y sabemos que allí lo primero que se experimenta es nuestra pertenencia a la cadena trófica.

Me llamo Adriana Alonso García-Granero (22, Barcelona) y estoy acabando mi cuarto y último año de Grado de Periodismo en la Universitat Abat Oliba CEU. Hace un par de semanas dicho centro me galardonó con la VII Edición del Premio Antartico “San Telmo de Periodismo".

Este premio esta encuadrado en los denominados Premios Antarticos de Ciencia, Tecnologia y Medio Ambinete para científicos jóvenes. Y están convocados conjuntamente por la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona, y la empresa Area Táctica. Su primera Edición fue en el año 2008, y ahora nos encontramos en su VII Edicion, II que incluye el Premio Antartico San Telmo de Periodismo. Y hoy, sábado 8 de marzo - DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER - estoy a unas horas de encaminarme a la que probablemente será la mayor aventura de mi vida.

El Premio Antártico “San Telmo de Periodismo” lleva su nombre en recuerdo del navío español desaparecido en aguas antárticas en septiembre de 1819 . El premio galardona la trayectoria profesional o académica llevada a cabo durante los últimos años por jóvenes universitarios noveles españoles, europeos e iberoamericanos, de perfil investigador y de comunicación, y reconoce el interés y profesionalidad por la difusión de la cultura científica, tecnológica y medioambiental de los postulantes.

Durante la estadía antártica, los premiados realizan las labores que les asignan sus universidades por razón del trabajo premiado, y a la vez colaboran con la organización de los premios, en el estudio, búsqueda y difusión de la historia del Buque San Telmo y de los 644 españoles desaparecidos en la Antártida.




Mi objetivo: Seguir profundizando en la misteriosa desaparición del Buque San Telmo, y tratar de algun indicio fiable de suparadero, si más no, continuar hablando y recordando que los descubridores de la Antartida fueron, accidentalmente, los españoles. Y, sobretodo, transmitir la experiencia de este viaje tan auténtico día tras día.


Antes de embarcarnos en este viaje para intentar descubrir qué ocurrió tras la desaparición del navío San Telmo con 644 hombres a bordo, en septiembre de 1819 al intentar doblar el Cabo de Hornos. Vamos a detenernos y a mirar hacia atrás, ¿qué sabemos ya del San Telmo?


El San Telmo, botado en Ferrol el 20 de junio de 1788, era uno de los 8 navíos “ildefonsinos” de 74 cañones, 52,8 m de eslora, 14,5 m de manga y 2.550 toneladas.



Durante la Guerra de la Independencia contra los franceses, muchas de las posesiones en América habían comenzado sus movimientos independentistas que continuaron al final de la contienda, en una época en que el estado de la Armada era lamentable.



Fernando VII decidió enviar una expedición para complementar otra que ya había sido enviada al mando de Mourelle. Formó la nueva expedición, llamada “División del Mar del Sur”, con los buques que estaban en mejores condiciones. Su misión era llegar a El Callao (Perú) y reforzar las tropas en lucha contra los independentistas. Fue seguramente el deficiente estado de los barcos, la mala situación de la Armada y lo incierto de la misión, las razones por las que no hubo voluntarios para el mando de la División, que fue adjudicado con carácter forzoso al brigadier Rosendo Porlier, de 49 años. Quién dejó entrever su pesimismo cuando poco antes de partir se despidió de su amigo el capitán de fragata Francisco Espelius diciéndole: "Adiós Frasquito, probablemente hasta la eternidad…"



La División zarpó de Cádiz el 11 de mayo de 1819. El San Telmo y las fragatas recalaron en Río de Janeiro y Montevideo, y en septiembre arrumbaron hacia el paso de Drake para doblar el cabo de Hornos. Desgraciadamente, los fuertes temporales lo hicieron abatir hacia el sur y se dispersaron. La fragata Prueba llegó al Callao el 2 de octubre, y la Mariana lo hizo el 9 informando que se había separado del San Telmo el 2 de septiembre en 62o de latitud sur y 70o de longitud oeste, cuando el navío tenía averías en el timón, verga mayor y tajamar. Pero del San Telmo no se volvieron a tener noticias.



La poca información sobre la desaparición del navío y su gente, fue una forma de zanjar el caso sin que el Rey y la Armada hicieran nada más por encontrarlo, ya que no se envió ninguna expedición para tratar de rescatar supervivientes o averiguar qué pasó. La desaparición del barco fuera tomada como un triste hecho más dentro del complicado momento histórico del país. Un hecho que por estas razones no tuvo mucha trascendencia, y con el paso del tiempo cayó en el olvido, hasta ahora.




Ahí es dónde parte nuestra aventura. Seguramente el barco fue arrastrado por los vientos hacia la hoy llamada isla Livingston, de las Shetland del Sur, donde posiblemente falleció su dotación. Pero no sabemos aún a ciencia cierta qué ocurrió exactamente con el San Telmo. Es posible que los tripulantes murieran de frío, o que incluso algunos sobreviviesen algún tiempo con la caza y pesca, y también puede que otros hubiesen intentado buscar refugio en otros lugares menos inhóspitos. 

día tras día la experiencia en vivo y en directo de este viaje tan auténtico y único.



No obstante, al poco tiempo aparecieron algunas pistas que luego quedaron en el olvido, como las obtenidas por el capitán mercante británico William Smith. 


En febrero de 1819, poco después de la desaparición del San Telmo, Smith desembarcó en la costa norte de la Isla Livingston, donde encontró restos de un naufragio que identificó como pertenecientes a un navío español, y también vio muchos restos de animales que supuso que habían sido muertos por el hombre, lo que le produjo una gran decepción al comprobar que no había sido el primero en llegar a aquellas tierras. Pero cuando regresó a Valparaíso con la nueva información, el jefe del apostadero británico le recomendó mantener el secreto por razones de soberanía, y Smith guardó silencio. Pero el capitán Robert Fildes que acompañaba a Smith, describió los restos de aquel naufragio con todo detalle, los atribuyó a un navío español, e incluso informó que Smith se había quedado con un gran cepo de madera de un ancla encontrado en Punta Shirreff y supuestamente perteneciente al San Telmo, para confeccionarse un ataúd. 


Por otra parte, el explorador británico James Weddell, que a partir de 1821 exploró la zona para cartografiarla, tampoco guardó silencio sobre lo encontrado. Identificó los restos del naufragio y no tuvo problemas en reconocer que los españoles habían sido los primeros en llegar a aquella zona. Así lo dejó escrito en su libro “Un viaje hacia el Polo Sur” (Londres, 1825). Y a la vista de los muchos huesos de animales que vio en la zona, comentó la posibilidad de que los náufragos hubieran sobrevivido durante algún tiempo alimentándose de carne de focas.



Otros marinos de aquella época, incluso hablaron de la posibilidad de que algunos supervivientes podrían haber tratado de llegar al continente americano en las embarcaciones del navío, pereciendo en el empeño.



No se han alcanzado conclusiones de mayor rigor, ya que hasta la fecha no se han efectuado exploraciones detalladas del fondo del mar con sonar, vehículo no tripulado o buceadores, que seguramente podrían confirmar de una vez por todas si en el lecho marino de aquellas inhóspitas tierras duermen su sueño eterno los primeros hombres, españoles para más señas, en pisar la Antártida.

Equipo preparado: ropa para el lugar más frío del planeta, cámara de video, foto, ambos trípodes, ordenador y GoPro.


Empieza la ruta a lo desconocido.




Alea Iacta Est.


Adriana Alonso García-Granero


3 comentarios:

  1. Empezamos bien. Tienes una buena documentación preliminar.
    Lo primero,averiguar si los restos que describes corresponden a un navío español de la época.

    ResponderEliminar
  2. Cierto Fede, en cuanto lleguemos a la Antártida lo sabremos! ;)

    ResponderEliminar
  3. Estuve explorando la zona norte de la isla Livingston en 1990 junto a los chilenos, veo que no hemos dejado el proyecto en el olvido. Aquí dejo mi contribución sobre el tema: http://www.natureduca.com/blog/el-%E2%80%9Csan-telmo%E2%80%9D-gloria-sin-gozo/

    Mucha suerte
    Abel Domínguez

    ResponderEliminar