miércoles, 19 de marzo de 2014

Miércoles 19 de marzo: La Gran Muralla China



 Tercer día que me despierto en la Antártida. Miro por una ventada de la base – cualquiera, al azar, pues en cada cual mejor vista – y veo el cielo nublado, a los pingüinos por las rocas y las montañas nevadas. Hasta ahí igual que siempre, pero el clima bastante diferente al amanecer de ayer.




Recuerdo una frase de Fanny, la enfermera de Base Artigas, que me llamó mucho la atención, “en la Antártida no hay ni un día igual al anterior, es un ciclo que cambia constantemente”. Así que… a ver qué día nos depara hoy.


Esta mañana, además del tiempo, yo tampoco estaba igual. Las botas después de casi 4km de ida y vuelta, me pasaron factura. Y me hicieron rozadura. Sé que la intención era ir a Base Artigas y lanzarnos al misterio de los restos de madera. No obstante, sintiéndolo muchísimo, no puedo jugármela 8km más. Pues aquí estoy todo el día caminando montaña arriba y montaña abajo y si la herida va a más no podré cumplir el objetivo.


Además del malísimo tiempo que hace esta mañana, que como hoy nos pasase lo mismo que ayer y no tuviese la suerte de encontrarme a los uruguayos rescatadores, a ver hasta dónde voy con el pié mal. Pero no os preocupéis, pues en lo primero que he pensado es en el blog y mi proyecto, y no me he quedado en la Base.


A causa del mal tiempo y el aguanieve, las montañas estaban completamente encharcadas y los vehículos que tienen los chilenos no deben, o no es aconsejable, que circulen en esas condiciones. Así que, fuésemos donde fuésemos, debía ser a pie.



Así que la opción más recomendable era la Base China, conocida por “Great Wall Station”. Dicen los chilenos que los chinos son tremendamente acogedores, y que una vez entras, lo difícil es despedirnos.
Así que allá vamos, como dice Bruno “chino, chano”, hasta la Base asiática. 2km caminando despacio y con cuidado. (Hacia dónde señalo en la foto, unas bases de color naranja al fondo)


El camino, a diferencia de ayer, fue menos frío y ventoso. No obstante, esta vez nos acompañó la lluvia, los charcos y el aguanieve. 


Las piedras resbalaban y según dónde pisases te encontrabas un charco que te mojaba hasta las rodillas. Aparentemente todo era nieve, pero a la que pisabas, debajo de esa nieve estaba lleno de agua.


Subidas, bajadas. Y ahí estaba, la Base China.


Se veía lejos, pero llegamos en menos de lo que canta un gallo. No se si porque el camino de Artigas se me hizo larguísimo y durísimo, o porque realmente ha sido un paseo. 


Llegamos a la Base y nos encontramos Wu – ese es su nombre familiar – un nuevo amigo que sumamos a nuestra historia.


La Base China era de esperar que sería la más completa y avanzada de todas. Pero, ¿tanto? Al lado de esta Base las demás parecen meros refugios. Pero vamos a dejar el tema de las Bases para otro día. Tengo mucho que decir de las bases, estos peculiares “hogares” antárticos.




Nada más llegar, los tradicionales sellos de pasaporte (si os fijáis, en el chino ponen las coordenadas exactas de la Base China, Great Wall Station.



Wu nos acoge estupendamente bien, nos ofrece uno de los “típicos” aperitivos chinos: vegetales, tofu y legumbres (si algún día vais a China os aconsejo que probéis estos platos que pican una barbaridad).






Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido la "coca-cola China"



Después de comer, nos enseña la “Sala de Juegos” (que le llamaríamos en España). No recuerdo como lo llamaba el, pues la comunicación – al igual que en la base rusa – era en inglés, y el nombre de la sala me lo ha dicho en chino.



Hemos jugado a bádminton, y tengo que decir que los chinos son buenos deportistas. Pues me ha pegado una buena paliza. Recuerdo que mi pié no está muy bien.


Aún así ha sido divertido y hemos podido crear una “conexión”, esa que suele ser tan difícil de crear con los chinos.


Y ahora os preguntaréis, ¿por qué hemos ido a la Base China? Y ahora os digo, ¿dónde creéis que se puede encontrar el San Telmo? Hundido. Así que – me siento un poco extraña preguntando y respondiendo yo misma, pero espero que antes de leer la respuesta, en vuestra mente penséis lo mismo que yo – ¿qué país es una de las primeras potencias mundiales, por no decir la primera? Efectivamente, China.


Si os fijáis en las imágenes en las que juego a badminton con él, las paredes están llenas de fotos y escritos sobre avances y exposiciones. Y en una de ellas hemos encontrado esto:



¿Qué es? Wu me explica que es una clase de maquina conocida como UUV (que son las siglas en ingles de su nombre: Unmanned Underwater Vehicles).
 

En otras palabras, un submarino no tripulado, controlado por control remoto desde alguna embarcación en la superficie o bien una unidad autónoma que es capas de tomar decisiones propias, tal como lo haría un robot. 

Su utilidad principal es la exploración de las regiones profundas del océano, donde un submarino convencional no podría llegar o seria demasiado peligroso para la tripulación que estuviera dentro.
 

El interés de explorar el fondo oceánico puede tener distintos objetivos, buscar yacimientos de petróleo o gas, estudiar los organismos que habitan en las profundidades, o bien, buscar restos de antiguos naufragios.


Así que ahí tenemos, en nuestras narices, una oportunidad de investigar en las profundidades, siguiendo las coordenadas, dónde podría encontrarse nuestro buque. Cualquier resto que haya quedado sepultado en lo profundo del pasaje de Drake.


Tras compartir direcciones y mails, le propongo a Wu un pacto de colaboración. Le atrae la idea y le parece curiosa. No obstante, el no es físico ni historiador, el es biólogo y estudia las focas marinas. Así que promete reenviarme el contacto de su superior, y del Instituto Polar de Investigación en China.


Crucemos los dedos, sería una muy buena oportunidad para llegar al fondo de nuestra investigación en altamar. Algo que nosotros jamás nos habríamos imaginado poder conseguir jamás.


Volvemos a nuestra Base, el tiempo empieza a empeorar cada vez más. Y ahora sí que vuelve el viento.



Llego a la Base y me reciben con una parrillada de carne típica de Chile, estupendo para entrar en calor.



Rafael, el médico, me cura la herida del pie para mañana poder seguir con toda la aventura como nueva.








Ahora me voy a descansar. Pero antes de acostarme quiero dar mi más sincero agradecimiento a China, me ha sorprendido su hospitalidad, amabilidad y colaboración.









PD: Feliz día del padre.





2 comentarios:

  1. De ser necesaria, la ayuda de la Base China puede ser crucial. La puesta en marcha del operativo, pero, debe tomar tiempo y permisos.
    Huuum... No sé...
    Quizas lo más practico sea estudiar primero la naturaleza de los restos de madera cerca de Artigas.
    La Base Uruguaya veo que no está en la costa que da al estrecho de Drake, la veo situada en lado antártico de la isla. Parece que el naufragio es más probable que se hubiera producido en la costa norte. Tambén podría ser la madera en cuestión, lo que queda de un refugio fabricado con los restos del navío...
    Bueno. Ya se verá.

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  2. Correcto Fede! De hecho en breves tendremos noticias de los restos de Artigas. El naufragio imaginamos que fue en el cabo Sheriff, y que hicieron como Shackleton. Un bote para intentar buscar alguna escapatoria. Y podría ser entonces los restos que se encuentras en Artigas...

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