martes, 18 de marzo de 2014

Martes 18 de marzo: Uruguayos al rescate

Esta mañana al levantarme, después de darme una ducha semi-caliente (pues aunque aquí sea caliente, en España equivaldría a agua templada tirando a frío) he visto a uno de los militares de la base haciendo algo especialmente peculiar… El cambio de gobierno.



La verdad es que siempre he pensado que era algo más elaborado y que requería una máquina especial. Pero ya veis, es pegar las letras en la madera. Y así queda:




Vamos a desayunar nuestras diarias tostadas con mantequilla – no se que tendrán los chilenos que adoran la mantequilla – y un café con leche. Por cierto, aquí tanto la leche como el café y varios añadidos, son en polvo. Cuesta acostumbrarse, y más a una amante del café, pero al final hasta acaba gustando. Entre sorbo y sorbo, me asomo por la ventana y veo esta imagen:


Teniendo todo esto a ver quién se queda con la tostada y el café con leche. Si os fijáis en la orilla, están los pingüinos haciendo sus ejercicios de natación matutinos. Una vida dura dónde las haya.


Salimos a enfrentarnos a otra fría mañana antártica y nos dirigimos a la pequeña iglesia rusa ortodoxa de los años noventa, que se encuentra en lo alto de una colina, a escasos metros de nuestra base(nuevamente aconsejada por el doctor Quintana). La curiosidad de esta iglesia es que se construyó pieza por pieza de manera artesanal en Rusia por un carpintero. Gustó tanto que trasladaron las piezas hasta aquí, y una vez aquí montaron esta lujosa y encantadora iglesia:




Tengo que decir que por culpa del mal tiempo y que he hecho las fotos con la GoPro -  mini cámara de gran angular u “ojo de pez” –  le he dado un “toque” terrorífico y casi escalofriante.




Justo detrás de la iglesia ortodoxa, ahí en lo alto de la colina y con vistas a una bahía preciosa, se encuentra una pequeña vivienda roja, la cual es conocida entre los pocos habitantes de la isla como la E – Base.



Nos hemos dirigido hacia allí para desarrollar el proyecto de Enrique sobre las energías renovables.





Lo interesante acerca de esta pequeña estación es que funciona enteramente con energías renovables a lo largo de todo el año, sin necesidad de quemar una sola gota de combustible para mantener el ambiente calefaccionado durante el invierno o suministrar la electricidad dentro la estación.


En la puerta de la estación nos recibe un ingeniero americano fumando tranquilamente un cigarrillo en la entrada. Se presenta como “Sky” y nos invita a entrar en su “hogar” temporal – pues tan sólo estará un par de meses. Nos cuenta cómo empezó con este proyecto, hace unos 10 años, cuando un grupo de entusiastas se propuso remover unas 1500 toneladas de desechos de las costas de la Antártida.



Después de mucho trabajo, lo lograron, y se propusieron  crear una base que sirva para despertar la conciencia de la comunidad internacional en lo que concierne a la conservación del medioambiente antártico y la eficiencia energética de las bases que aquí se encuentran. Fue entonces que los miembros de la estación rusa Bellingshausen cedieron este pequeño espacio a la organización y desde entonces diversas personas han trabajado duramente en mejorar la base. 



La misión de “Sky”, ahora, es instalar un nuevo generador de electricidad que funciona con una turbina eólica. Es decir, una manera de sacar provecho de los continuos y tormentosos vientos que azotan la isla del Rey Jorge para generar energía.



La propuesta es golosa y atractiva para Enrique, pues es exactamente en lo que enfocó su trabajo. La iniciativa de “Sky” es francamente buena, pero para ello deberá enfrentarse a lo peor: al invierno. Eso quiere decir, varios meses a solas entre montañas nevadas, fuertes vientos e intenso frío. Pues se aproximan los peores 6 meses que existen en el planeta, los oscuros y tormentosos meses de invierno de la Antártida.



Nosotros tampoco debemos saltar de alegría pues no nos encontramos precisamente en mitad del verano antártico. La entrada del frío se empieza a notar, y con él el clima (y sino volver unas entradas atrás y veréis los problemas que hemos tenido con el avión Hércules).



Nos dirigimos a Base Artigas, a 4km de nuestra Base chilena. Evidentemente, a pie. Pues aquí están todos preocupados por la gran pregunta: ¿Cuándo nos vamos a poder ir? No hay manera de que ningún Hércules aterrice. Y los chilenos deben ir a Santiago de Chile con urgencia, así que nos despedimos de la posibilidad de volver con los chilenos. Pero tranquilos, que de alguna manera tendremos que volver.
De camino a la Base uruguaya, Artigas, el frío se empieza a notar. Lagos enormes totalmente congelados.

Pingüinos con nieve en el pico y torso.




Cimas de montañas nevadas, planas del viento.




Charcos congelados por nuestro “camino” – un camino evidentemente imaginario delimitado por balizas – por lo que nos íbamos empapando poco a poco.


Al principio era emocionante, después soportable, más tarde molesto. Y, finalmente, absolutamente mortal.

La niebla empezaba a bajar y no veíamos absolutamente nada – siento no haber hecho fotos de ese momento pero estaba la cámara guardada y mis manos congeladas – y el miedo de nuevo aparece en nuestra aventura. ¿Dónde estamos? ¿cómo volvemos? ¿cuándo se irá la niebla?


Empezamos a hacernos miles de preguntas sin respuesta entre nosotros. Cuando de repente, oímos el ruido de un motor… Un coche de nieve – aquí lo llaman ‘oruga’. Eran los uruguayos, estábamos cerca. 


Fueron muy amables con nosotros, nos dieron algo de comer y mantas para abrigarnos. Y nos llevaron a la Base Artigas para poder avisar a los chilenos de que estábamos bien (aquí siempre que salimos de una Base y llegamos a otra informamos, para que no se preocupen por nosotros).





Yo me hice algunas heridas por rozadura de las botas, y estaba un poco dolorida. Así que, al llegar a la Base, y tras ponernos el sello como es habitual, me atendió Fanny, la doctora.


Fue muy amable con nosotros y no nos faltó de nada. Nos dio un plato típico uruguayo: Polenta. Crema de harina de maíz (como un puré) bañado con tuco (una especie de salsa boloñesa).


Una de mis conversaciones sobre la Antártida con Fanny fue sobre la incertidumbre de cuándo volveremos. A lo que ella me respondió: “La Antártida es como una mujer caprichosa: sólo ella elige cuándo entras y cuándo te vas. Pero eso si, la recompensa es extraordinaria”.


No debemos olvidarnos de que estamos en Base Artigas, a unos metros de los restos que queremos investigar. Pero, desafortunadamente, no hemos podido ir. La niebla y el malísimo temporal no nos permitía tener visibilidad. Y no hemos podido ir. Además, nos han aconsejado que no nos la volviésemos a jugar saliendo al exterior, con niebla y sin walkie.


Al llegar a nuestra base, nos espera un atardecer precioso y nuestros amigos los pingüinos.





Me dispongo a grabar unas imágenes cuando oigo un rugido extraño. Una mezcla de elefante y león. Me giro y veo a un león marino casi a mis pies.




Siento no ser lo suficientemente valiente como para sacar mi cámara y aprovechando la proximidad del enorme animal. Pero me ha dado un buen susto, y aquí los leones marinos son muy agresivos.



Una vez a unos metros, he podido filmar cómo se zambullía en el mar. Una auténtica pasada.


Tras los varios sustos de hoy, miedo y frío, estamos francamente agotados. Mañana volvemos a emprender la marcha sea como sea. Llueva, nieve o truene.

A.A.G-G

























































A.A.G-G

5 comentarios:

  1. Te decía hace unos dias, tu en Punta Arenas, que la Antártida es como una mujer. Quien la sigue la consigue. Me encanta comprobar que la Doctora Uruguaya es también de mi opinión.
    Pues sí. Una vez cumplido el rito de visitar la iglesia rusa, el auxilio divino no te va a faltar. Vas a encontrar el San Telmo seguro y ... hasta entero!!!

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  2. La polenta es un plato típico del norte de Italia que con los años migro a sudamerica. Yo como bastante polenta, va bien para combinarla con platos calientes.

    No me pierdo una palabra de lo que cuentas eh? :D

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  3. Sólo unos pocos metros........rozando el San Telmo.
    Para mañana MÁS SUERTE.

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  4. Fede e Isabel!! Encuentre, o no, el San Telmo… me llevo una súper experiencia. Lo malo es el mal tiempo que así cuesta mucho "investigar" nada...

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  5. Frank!! jaja ya veo ya, gracias campeón!!

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