domingo, 16 de marzo de 2014

Domingo 16 de marzo: El gran día


 “Mañana seguro, la 'meteo' parece que es fiable, nos vamos a la Antártida”. Llevo exactamente una semana en Punta Arenas escuchando esto. Pero no os voy a dejar con la intriga hasta tiempo: SÍ, efectivamente. Os estoy escribiendo desde la mismísima Antártida.




De camino al Hotel Cabo de Hornos veo este tiempo… las nubes se van al norte, y nosotros vamos al sur. Todo pinta bien de nuevo.


Llego al hotel y veo una pequeña diferencia en la lista. ¿Recordáis que dije que siempre estaba en el primer puesto? Pues en la lista de hoy casualmente estaba en el último. Pero eso me pareció una especie de “señal”, una indirecta de que algo va a ser diferente.


En el hotel, todos estábamos con una sensación extraña. ¿Sabéis esa sensación que tenéis en el cuerpo antes de empezar un examen que no habéis estudiado? Nervios incontrolables y una sensación de “no saber qué va a pasar”.


Por cierto, esta vez nuestro amigo brasileiro SÍ que nos acompaña, cosa que me transmite buenas vibraciones.


Llegamos a nuestro temible Hércules por segunda vez (podéis imaginaros las mil bromas en referencia al magnífico vuelo anterior).


El vuelo va estupendamente, el tiempo nos favorece y el clima es perfecto. No hace ni la mitad del frío que soportamos en el anterior vuelo. Los pasajeros de esta vez no eran todos militares, hoy había gente más "normal" y abierta que nuestros queridos militares tan serios y firmes. Teníamos con nosotros a biólogos, físicos y científicos, como Diego y Claudio, dos nuevos amigos que trabajan en la NASA.


Nos dan la comida, charlamos, bromeamos… y de golpe: el pitido. 


¿Ya estamos? Sin darnos cuenta estábamos aterrizando en nada más ni nada menos que en la mismísima Antártida, señoras y señores.


Una vez quietos sobre la pista de aterrizaje, no pierdo ni un instante en abrigarme hasta el cuello para salir pitando hacia el exterior, pues todo cuanto hiciese dentro del avión me parecía ya tiempo que le restaba a vivir la experiencia. 


Pero cuando bajo las escaleras del Hércules, el aire no era igual, la luz tampoco, y la sensación aún menos.





Nada más llegar a la Base Antártica Chilena Frei, antes de que cada pasajero que encaminara a su Base o Buque respectivo, todos nos dirigimos a la administración de la Base Área.

 


Una vez allí, sellamos el pasaporte. Un gran recuerdo:




Nos vamos a nuestra base, la Estación Marítima Antártica (Bahía Fildes), de la Armada Chilena. De camino pasamos por las casitas donde viven las familias de os militares de la Base de la Fuerza Aérea Chilena, “Villa las Estrellas” es su nombre. Es un auténtico pueblecito en la Isla San Jorge, con 64 habitantes en estos momentos.



La luz es tan clara, que aún estando nublado te ciega la vista, pero ves todo con una claridad, una calma. Cómo si fuese uno de esos filtros de Instagram o del iPhone. El olor, no huele nada. No es como cuando vas a la montaña que hueles a hierva o árboles, o cuando vas a esquiar que huele a naturaleza. 


El olor es tan sumamente puro que no percibes nada más que frescura y pureza. Es como encontrarte en medio de una pista de esquí pero sin telesillas, ni buses, ni balizas de madera, ni nada. Solo montañas nevadas, rocas, mar y la base en la que nos encontramos.

La brisa que te choca en la cara podría parecerse a la que te da en la parte más alta de una estación de esquí, pero para poder hacernos una ligera idea de la sensación. Estamos en la Antártida pero hoy la temperatura era tan buena que, de hecho, tenía mucho más frío en Punta Arenas. Era una especie de "recompensa" por tanta espera.


La nieve tiene cuatro pisadas y son nuestras propias pisadas. Montañas y superficie plana entera de nieve virgen. Caminar hacia la orilla del mar por encima de un palmo de nieve sin ninguna pisada es una sensación espectacular.


Me acerco a la orilla y mi curiosidad me juega una mala pasada, decido tocar el agua… ¡ERROR! Estaba dolorosamente congelada. Cosa que me recordó que estaba sin guantes, que estaba en la Antártida, a la orilla del mar, con una cámara en mano y que vengo con un objetivo: recuperar parte de nuestra historia.



Mientras filmaba imágenes de recurso para mi futuro reportaje audiovisual, pensaba en los pobres 644 españoles que fallecieron en esas tierras.


Yo en ese momento no notaba el frío tanto como debería notarlo. Imagino que por el cúmulo de sensaciones y emociones nuevas. Pero no todo puede ser perfecto – sino todos nos iríamos a vivir allí – y tengo que decir que todo, absolutamente todo, es frío en este lugar. Precioso pero frío.


Así que por un segundo imaginemos los horrores y las dificultades que tuvieron que superar nuestros héroes tras el naufragio. En el año 1819 con los harapos que llevaban para combatir esas condiciones tan extremas. Esta gente se merece más que nadie que rescatemos su historia. 



No malgastaremos ni un solo día de los que estemos aquí. Intentaremos al menos poder ayudar , para que la desaparición del San Telmo salga un poco más a la luz.

 

Como veis, he tenido que ir rápido en la explicación del día de hoy, y no he podido detallar demasiado. Pues esto no es Punta Arenas y aquí el WIFI es limitado. Así que mientras esté en la Antártida – que por cierto, aún no sabemos cuándo volveremos – mis entradas serán más reducidas.




No obstante, intentaré transmitiros tantas emociones como pueda, para que vosotros también sintáis que formáis parte de ese 99% de la población que hemos podido pisar este maravilloso y mágico lugar. 


A.A. G-G






























































5 comentarios:

  1. Ahora !!!
    Aqui llegué yo para embarcar a un buque ruso, el Grigoriy Mikheev, y zarpar en seguida para navegar entre hielos.
    Pendientes de lo que nos cuentes.
    God bless you all.

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  2. que suerte! que bonito, cómo me alegro que ya estés ahí! ahora a disfrutar al máximo de la experiencia.
    Recuerda que los pingüinos son unos animales extremadamente curiosos y que ellos se acercan a ti porque eres tu "el extraño"! jajaj a ver si tienes suerte y puedes ver el pingüino "isabelino", es decir un pingüino totalmente blanco; o albino, como le llaman comúnmente! ya me dirás, disfruta y haz muchas fotos!! :)

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  3. Te lo dije SÍ o Sí. Enhorabuena!!!
    Cuentanos todo, que no se te escape nada.
    Deseando saber más........y deseandoos más SUERTE.

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  4. Bienvenida a la Isla Rey Jorge, Adriana, ha sido un placer conocerlos. Ya verás que la Antártida no es tan fría como aparenta. Más allá de su manto de nieve se siente en el aire algo que llamamos el Espíritu Antártico, que forma parte de la escencia misma de la isla, es esa calidez que rodea y hace de las relaciones interbases una gran familia, al punto de que casi logramos olvidar la distancia que nos separa de nuestra tierra y nos enamoremos de este gélido lugar al que por un instante llamamos hogar. Espero disfrutes tu estadía aquí, que tu proyecto llegue a buen puerto,y recuerda, que todos aquellos pocos privilegiados que pisamos este lugar nos transformamos en una suerte de embajadores de este magnífico lugar, dado que sin darte cuenta siempre se te prende en el alma. Suerte. Fanny.

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  5. Gracias Fanny, el places es mío!

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